Nota de arte: Oicos 2013 y Oicos 2014

En este cuadro aparecen rasgos sueltos y libres, que fluyen con un lenguaje desdibujado. En la parte superior izquierda, encontramos unos puntos infantiles que transmiten imprecisión y fugacidad.

Colores como el rojo, el amarillo y el negro, se entremezclan con la fuerza y coherencia de este vino. Fuego y tierra expresan el principio y fin de la vida y el vino.

En los dos soles inferiores, este y oeste de la viña, se asienta el cuadro y la cosecha. Desde el frío invierno al suave otoño, la uva bebe de la lluvia caprichosa e intermitente en el tiempo, como de la pintura del artista.

Este cuadro es una fiel interpretación de su sinfonía de sabores, en donde la cereza, los frutos rojos y los toques de regaliz lo aúpan, haciendo de este vino, de hace ya 7 años, un vino de paladar intenso y prolongado.

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